miércoles, 22 de abril de 2015

Superación

Gracias a vos conocí lo que es la locura y las ganas de desaparecer. Con vos conocí las peores partes de mí, y lo mejor: aprendí a controlarlas.
Aprendí a equilibrar las ganas de morir y las ganas de matarte, para estar aquí, tranquila, relajada, quieta.
Debo agradecerte por todo lo que he descubierto a mi alrededor. He aprendido que el amor no es único, ni podemos amar a una sola persona. He entendido que somos sujetos sexuales y no podemos escapar de los instintos. He aprendido que todos estamos abiertos a la posibilidad de perder la cabeza a causa de los miedos, y hasta he aprendido que nunca más quiero estar tan bajo por pensar más en vos que en mí.
Te he odiado hasta el llanto, hasta el grito, hasta romper algún objeto cerca de mí. Te he deseado el peor de los males simplemente por existir. Por haber aparecido en mi vida, y en mi camino. Pero se acabó, y ¿sabes por qué? Porque entendí que nada fue tu culpa, ni la mía.
El destino juega una vez más en mi contra para probarme, para fortalecerme, para que entienda que soy una persona mas en este mundo que tiene problemas, que no soy la única. Vos apareciste en mi vida porque así debía ser. Y como toda prueba que el destino me pone, llegas, me revolucionas, te problematizo, te soluciono y te dejo ir. Te dejo libre de mi odio y mi rencor. Ya no te deseo la muerte ni nada de todo lo malo que sentía por vos. Tampoco quiero ser tu amiga y que me cuentes tus secretos. Para nada. Simplemente quiero dejarte ir para poder avanzar en mi vida, ya que por mucho tiempo detuve mi viaje por dedicarme a odiarte y a hacerte la contra, y hoy lo pienso: ¿para qué? ¿De qué me sirvió? De nada, absolutamente.
Te agradezco por haber sido una piedra más que me sirvió para aprender. Todo lo que me haga aprender es bienvenido en mi vida, pero vos fuiste un problema, y como ya te resolví, te dejo ir, porque ya no me sirves más. No espero nada de vos, porque jamás lo esperé, pero sobre todo, espero que dejes esa mente de nena de 10 años que inventa historias sobre mí para quedar bien con la gente, o aún mejor: si tanta buena imaginación tienes, dedicate a escribir, que para eso estudiaste y te recibiste, y sacale fruto a tu estupidez y locura. No conozco ninguna de tus obras, pero si pones el mismo énfasis que en la historia que te esforzaste en inventar, debes ser buena.
Así concluye la primera y única vez que hablo refiriéndome a vos. Es la primera vez que hablo con vos, para vos, aunque no lo sepas ahora, ni nunca. Pero si te hace feliz pensar que te busqué, genial, sos libre de hacerlo una vez más.
No te odio más, tampoco quiero volverte a ver. Pero el destino es cruel y la ciudad es chica, estoy casi segura de que en algún momento te voy a volver a cruzar, y sólo espero en ese instante poder mantenerme con la misma serenidad con la que escribo ahora, con la que voy a apoyar mi pesada cabeza en mi almohada, y así poder (después de tanto) dormir en paz.

Gracias, Ro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario