lunes, 10 de marzo de 2014

En mi limbo

Qué barato decir que es extraño no tocarte y sentirte hoy aquí

Y aquí voy, de nuevo. Como siempre, volviendo a caer en el error de pensarte otra vez.
Escucho la voz, la melodía y la poesía que inevitablemente me hacen volver en el tiempo y recordar a la persona que eras.
Volver a pensar en ese chico que pasaba horas escuchando música, esa musica, en una pc.
El que me pasaba las canciones que le gustaban, las que hoy escucho con total melancolía, recordandote.
El gordito cachetón que me hacía cosquillas a las tres de la mañana para correrme de la cama.
El inocente, el que se reía.
El bueno.
El que yo amaba.

Qué feo es comparar a ese chico que quise tanto con el que sos ahora. Hoy sos diferente y no te culpo, porque todos cambiamos, yo tambien cambie. Pero de ese chico que eras no te quedó absolutamente nada.
Hoy sos el que no escucha.
El que grita.
El que golpea todo a su alrededor.
El que ignora.
El oscuro.
El que hace cosas que no debería.
El que no quiere, ni siente.
El egoísta.
El malo.

Sí, hoy yo te veo así, como el hombre malo de los cuentos.
Dónde está esa sonrisa de antes? Se fueron con tus rulos, hace un par de años.

Trato de entenderte, los golpes de la vida hacen cambiar rotundamente el pensar y vivir de alguien, pero a vos esa falta de ejemplo te dio la llave a la autodestrucción. Te estás matando y lo sabes. Te alejaste de todos los que te queríamos, perdiste a la gente que te valoraba por lo que eras y te pasaste al otro bando. Donde están los que no piensan en un futuro, y si lo hacen, no pasan de solo pensarlo. Donde están los que no tienen noción del tiempo, no diferencian el día de la noche, siempre con un vaso o un porro en la mano. Perdiste tu esencia, esa esencia que hacía que te quieran, que yo te quiera. Perdiste tu lugar en mi vida y en la de muchas otras personas mas. Te crees libre, pero estás encerrado en ese mundo solitario lleno de humo y gente falsa que no va a estar cuando mas los necesites. Perdiste mas de lo que ganaste. Perdiste amigos, perdiste familia, perdiste kilos, perdiste un amor, perdiste compañía, atención, respeto.

Y ahí me doy cuenta de que aunque todavía me inspires, nada gano con seguir pensándote, mas que frustrarme y sentirme culpable por no haber podido hacer nada por recuperar lo poco que quedaba de tu antiguo "vos".
En qué te has convertido, mi amor? Ya no te miro, pero si lo haría no te reconocería.

Entra la duda, ¿la vida te hizo cambiar, o en realidad nunca te había terminado de conocer?


Lourdes