¿Será casualidad que siempre vuelves cuando más sola me siento? Apareces de la nada en mis mejores momentos de soledad. Esas noches donde sólo quiero cerrar los ojos para no ver nada, para dejar de pensar. Cuando los fantasmas me atormentan y no me dejan en paz. Cuando me encuentro por el piso juntando los pedazos de este miserable corazón. Ahí apareces vos.
Siempre tan inoportuno como necesario, es lindo leerte aunque sea con los ojos hinchados y rojos. Es lindo saber que alguien piensa cosas tan lindas sobre mí, aunque no lo entienda. No entiendo cómo alguien puede querer así a alguien tan vacía y negativa como yo. Alguien que se fija en lo que no tiene y que sueña con la libertad de poder volar lejos, sola.
Alguien que todavía llora un viejo, tan viejo amor.
Sabes, a mi malestar espiritual se le suma el odio a mi misma por no saber aprovechar ese cariño tan sincero que me demuestras, a pesar de mi idiotez.
Quisiera quererte como te mereces. Quisiera que salgas de la larga lista de cosas y gente que no se valorar.
Quisiera poder, y no es que no puedo, sino que no estoy preparada para volver a entregarme así.
Te pido disculpas, tampoco quiero que te alejes y, por favor, no me dejes de escribir así. Leerte es una de las pocas cosas que en estos días me quita un poco de tristeza.
Gracias por aparecer.
martes, 28 de abril de 2015
Compañía 2.0
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