jueves, 22 de diciembre de 2016

Caja navideña, vacía

Estoy triste, ¿puedes consolarme esta noche?
El frío que entra por la ventana me está congelando, levantarme a cerrarla no está entre mis opciones, igual que alejarme de vos.
Sí, voy a empezar a hablar con doble sentido otra vez, porque soy una pesada dramática y encima estoy bajón, de bajón.
No hay más shots, ni maní con chocolate. Esa caja era una mentira, peor que vos abrazandome de costado, apoyando tu nariz en mi cuello antes de dormir.
A la gente le va bien, ¿viste? Y estoy tan densa conmigo misma y mi martirio que podría decir que todos progresan, menos yo.
La Rollinga de fue al viejo continente, y no me habla;
La de lentes ya debe trabajar para Google y tampoco me habla;
Aquellos sonríen todo el tiempo, nunca se los ve llorar.
El de los ojitos achinados sube al escenario todo el fin de semana y presentó su cd;
La que me sacaba la lengua de casó y tiene la panza a punto de estallar; y también se alejó de mí.
La lista puede seguir, lo juro, pero hacerlo es seguir alejandome de mí, metiendome en lugares donde no estoy, de donde el Universo me sacó y yo insisto, mierda que siempre insisto en volver.
Vibra el celular y llegan mensajes que no quiero leer, el pasado nunca me ha dejado de llamar y aunque no lo acepte, siempre me quiere hacer volver. Busco salir, escalar el muro y termino mil pies abajo de donde empecé; sola.
Reniego, reniego de tanto renegar y me canso de hacerlo y no puedo parar. Necesito puntos, basta de comas. Ya no más.
¿Por qué siempre los fantasmas me vienen a buscar? ¿Tan difícil es donar una vida en el Candy Crush?
Estoy triste, ¿puedes dejar de dibujar y abrazarme un rato?
Me duele tanta soledad, y el silencio me quiere matar.

sábado, 17 de diciembre de 2016

El Magistrado

Yo estaba enamorada. Estaba enamorada de vos.

Hacía tanto tiempo que no sentía esa sensación horrible en el estómago. Hacía tanto que no podía dormir de tanto pensar y delirar sobre alguien. Hacía un montón que no flasheaba mil historia con mil finales distintos con nosotros como protagonistas. Hacía mucho que no me enganchaba así.

En aquel tiempo pensé, como es usual, que nunca más iba a volver a estar así de feliz. Me creía estúpida por repetir un nombre con una sonrisa en la cara y los cachetes colorados. Repetía una y otra vez que había sido una idiota y que eso iba a cambiar. Y así fue, hasta que vi tus cejas enormes con tu nariz perfecta, y la oscuridad de tus ojos me obligó a perderme en ellos. Así de bien me sentía cuando no te conocía.

Después volvieron los buenos momentos en mí, volvió el sujeto-objeto a quien extrañar, y también volvieron los tragos amargos, la insatisfacción eterna y la puta soledad. Vos ya no me dabas lo que quería, pero te necesitaba para alimentar mi hambre de drama. Vos eras lo que yo quería, y no te tenía.

Todo fue peor hasta que perdí el control y con cuatro palabras me bajaste de la nube 284, en donde creía que era feliz, postrada ( sí  ) en una porción de tierra que dibujaste y creí mi lugar.

Hasta que me cansé de hacerte creer que me hacías un favor cada vez que juntabas ganas y te dignabas a abrazarme. Nunca fue así, pero como toda masoquista quise jugar así. Siempre un juego.

Te dije lo mucho que te había querido y te molestaste. Te molesto saber que alguien se había enamorado de vos. No tuviste el valor para hacerte cargo de lo que tu personaje inspiró. Sin embargo no te culpo por nada, todo está bien.

Nada está en orden cuando regresas. Aún no han vencido las hojas de aquella planta, pero pronto, confío en que así será.

Mientras, me dejo llevar.