martes, 28 de abril de 2015

Compañía 2.0

¿Será casualidad que siempre vuelves cuando más sola me siento? Apareces de la nada en mis mejores momentos de soledad. Esas noches donde sólo quiero cerrar los ojos para no ver nada, para dejar de pensar. Cuando los fantasmas me atormentan y no me dejan en paz. Cuando me encuentro por el piso juntando los pedazos de este miserable corazón. Ahí apareces vos.
Siempre tan inoportuno como necesario, es lindo leerte aunque sea con los ojos hinchados y rojos. Es lindo saber que alguien piensa cosas tan lindas sobre mí,  aunque no lo entienda. No entiendo cómo alguien puede querer así a alguien tan vacía y negativa como yo. Alguien que se fija en lo que no tiene y que sueña con la libertad de poder volar lejos, sola.
Alguien que todavía llora un viejo, tan viejo amor.
Sabes, a mi malestar espiritual se le suma el odio a mi misma por no saber aprovechar ese cariño tan sincero que me demuestras, a pesar de mi idiotez.
Quisiera quererte como te mereces. Quisiera que salgas de la larga lista de cosas y gente que no se valorar.
Quisiera poder, y no es que no puedo, sino que no estoy preparada para volver a entregarme así.
Te pido disculpas, tampoco quiero que te alejes y, por favor, no me dejes de escribir así. Leerte es una de las pocas cosas que en estos días me quita un poco de tristeza.
Gracias por aparecer.

miércoles, 22 de abril de 2015

Superación

Gracias a vos conocí lo que es la locura y las ganas de desaparecer. Con vos conocí las peores partes de mí, y lo mejor: aprendí a controlarlas.
Aprendí a equilibrar las ganas de morir y las ganas de matarte, para estar aquí, tranquila, relajada, quieta.
Debo agradecerte por todo lo que he descubierto a mi alrededor. He aprendido que el amor no es único, ni podemos amar a una sola persona. He entendido que somos sujetos sexuales y no podemos escapar de los instintos. He aprendido que todos estamos abiertos a la posibilidad de perder la cabeza a causa de los miedos, y hasta he aprendido que nunca más quiero estar tan bajo por pensar más en vos que en mí.
Te he odiado hasta el llanto, hasta el grito, hasta romper algún objeto cerca de mí. Te he deseado el peor de los males simplemente por existir. Por haber aparecido en mi vida, y en mi camino. Pero se acabó, y ¿sabes por qué? Porque entendí que nada fue tu culpa, ni la mía.
El destino juega una vez más en mi contra para probarme, para fortalecerme, para que entienda que soy una persona mas en este mundo que tiene problemas, que no soy la única. Vos apareciste en mi vida porque así debía ser. Y como toda prueba que el destino me pone, llegas, me revolucionas, te problematizo, te soluciono y te dejo ir. Te dejo libre de mi odio y mi rencor. Ya no te deseo la muerte ni nada de todo lo malo que sentía por vos. Tampoco quiero ser tu amiga y que me cuentes tus secretos. Para nada. Simplemente quiero dejarte ir para poder avanzar en mi vida, ya que por mucho tiempo detuve mi viaje por dedicarme a odiarte y a hacerte la contra, y hoy lo pienso: ¿para qué? ¿De qué me sirvió? De nada, absolutamente.
Te agradezco por haber sido una piedra más que me sirvió para aprender. Todo lo que me haga aprender es bienvenido en mi vida, pero vos fuiste un problema, y como ya te resolví, te dejo ir, porque ya no me sirves más. No espero nada de vos, porque jamás lo esperé, pero sobre todo, espero que dejes esa mente de nena de 10 años que inventa historias sobre mí para quedar bien con la gente, o aún mejor: si tanta buena imaginación tienes, dedicate a escribir, que para eso estudiaste y te recibiste, y sacale fruto a tu estupidez y locura. No conozco ninguna de tus obras, pero si pones el mismo énfasis que en la historia que te esforzaste en inventar, debes ser buena.
Así concluye la primera y única vez que hablo refiriéndome a vos. Es la primera vez que hablo con vos, para vos, aunque no lo sepas ahora, ni nunca. Pero si te hace feliz pensar que te busqué, genial, sos libre de hacerlo una vez más.
No te odio más, tampoco quiero volverte a ver. Pero el destino es cruel y la ciudad es chica, estoy casi segura de que en algún momento te voy a volver a cruzar, y sólo espero en ese instante poder mantenerme con la misma serenidad con la que escribo ahora, con la que voy a apoyar mi pesada cabeza en mi almohada, y así poder (después de tanto) dormir en paz.

Gracias, Ro.

lunes, 13 de abril de 2015

Después del chaparrón

La noche inspira a los llorones. Se presta para los que extrañan, para los que piensan, y recuerdan, y, mierda, cuánto te extraño...
Te extraño más que a nadie. Nunca extrañé tanto un abrazo como extrañé el tuyo, y ahora que me lo volviste a quitar creo que lo extraño aún más.
Extraño ver una sonrisa en tu cara, extraño causarla, y disfrutarla.
Extraño y es extraño que te extrañe tanto después de todo. De todo. Pero, ¿sabes una cosa? A pesar de dormirme y despertarme pensandote, a pesar de renegar por no tenerte, a pesar de ser tan optimista y de haberme quedado sólo con lo mejor de vos, a pesar de eso el lado B de mi memoria me dice que pare. Que no espere. Que me vaya. Que le haga caso de una vez por todas al lado izquierdo de mi brazo y siga adelante. Seguir adelante después de vos.
No es difícil dar el primer paso, lo difícil va a ser poder correrte la cara dentro de poco cuando seas vos el que vuelva, extrañandome. O mejor todavía, no aparecer cuando me busques.
¿Te espero, o te dejo ir? ¿Sigo preguntando, o esta vez decido yo?

viernes, 3 de abril de 2015

Extimidad

Quizás tienen razón, quizás el problema está en mí, en mi cabeza. Quizás no son todos los que tienen problemas conmigo. Quizás todo eso ya lo sé, y el verdadero problema es no saber qué hacer con tanta información en mi contra.
No puedo salir corriendo, pero tampoco puedo vivir encerrada en estas cuatro paredes, a la que ya no sé qué más hacerles para no aburrirme (más).
¿Dónde venden cajas de motivación? Es como si todo hubiese perdido sentido a mi alrededor. Al principio dormir era la mejor opción, hasta que el aburrimiento le ganó, junto al dolor insoportable de espalda (otro más).
Quiero algo, ya no lo quiero. Quiero hacer esto, ya no quiero hacer nada. Quiero salir, mejor me quedo a dormir, no quiero dormir, ¿entonces?
Llorar y reír sin parar, a la vez. Reír y bailar, bailar y llorar. Llorar y fumar, fumar y reír, reír y llorar. No estoy bien, ¿estoy mal?
No me va la idea de sentarte al frente de alguien que se comió mil libros y se fumó mil problemas por día, que "dice" que me va a ayudar. ¿Qué saben ellos lo que siento yo? ¿Qué sabes vos? Si no sé ni yo.
Saber. Estoy cansada de saber/no saber nada. De hacer y no hacer las cosas. De jugar con la gente por aburrimiento. De sentir asco por esa gente. De sentir asco hasta de mí.
Creía que la solución a todo era irme lejos, donde todo sea nuevo para mí, pero hasta estando allá arriba me sentía así y ahí me di cuenta de la verdad: el problema era mío, la loca soy yo.
Y si, quizás si escribo esto para que los de siempre me lean, pero no por llamar la atención. ¿A quién le gustaría ser conocida por ser una histérica de mierda que no sabe lo que quiere? Pero lo voy a hacer igual, porque es mi manera de sacar al menos un poco de todo lo que me esta asfixiando. Porque no quiero escuchar a nadie que se crea cuerdo ni mucho menos sentarme en un escritorio a llorar 50 minutos por semana, pero tampoco puedo huir, ni quedarme aquí acostada. Entonces, ¿Qué es lo que voy a hacer? "Veni a la iglesia", sugiere otra loca. Espera sentada, aunque quizás sea esa mi solución. Quién sabe.
Estoy en crisis. Mi alma esta en crisis. Estoy parada en el medio de la nada, sin saber qué hacer, que rumbo tomar, y peor aún : no tengo rumbo.
Ojalá pudiera valorar todo lo lindo que tengo, ojalá pudiera verlos y sentir algo más fuerte que mi aburrimiento. Ojalá tuviera ganas de levantarme de esta cama y ponerme a estudiar, ¡mínimo! Ojalá pudiera mirarme al espejo y sentir satisfacción, al menos una vez, aunque muchos no lo crean...
¿Qué me pasa? ¿Por qué nadie me puede ayudar? ¿Por qué yo no me dejo ayudar?
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