Volvieron los mensajes enviados, y el arrepentimiento minutos después.
Volvieron las palabras en exceso.
Las ganas de más.
Los abrazos "no te vayas".
Los textos hablando de la confusión existencial al sentir algo que no quiere por alguien que tampoco quiere.
Los bordes de las hojas con su inicial.
Las actitudes patéticas, cursis.
El intento de justificar lo injustificable.
La pregunta retórica, todas las noche, cada vez que aparece, cada vez que lo escucha: qué carajo me pasa con este chico?
La hora de diferencia entre un texto enviado y su respuesta.
Los mensajes sin sentido, pero necesarios.
Las escondidas.
Las ganas de que todo se de vuelta.
De que no pase más.
De que pase todos los días.
La ambigüedad que su personalidad y su cara generan.
Las canciones dedicadas.
La inspiración.
Las entradas, las salidas.
Las ganas de que esté cuando no está.
De yo estar donde sé que no estoy. ni estaré.
El pesimismo.
El realismo.
El realista.
La que no sabe lo que quiere, pero quiere lo que no tiene.
La esperanza.
El miedo.
La duda.
La nada.
Volvieron, siempre vuelven.
Siempre se vuelve.
El afecto? No, no puede volver, porque nunca se fue.
Leí recientemente que "las mujeres escriben para mujeres", opinión con la que disiento. Este texto así lo comprueba.
ResponderEliminarRaúl Jiménez
Gracias!!
EliminarEs espectacular gorda. Cuantísimas verdades y momentos capturados...
ResponderEliminarGracias mi amor. Subí lo que posteaste en fb! Está genial,
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