martes, 7 de marzo de 2017

Angie y el patrón, en el banco del banco

Dos nenes juegan en el piso del banco. Mamá y papá miran sentados desde la segunda fila mientras esperan que pasen los números que faltan. Parece que será una larga espera.
Uno de los niños empuja al otro, llanto. Angie se levanta de su silla.
-Angie! A donde vas? -grita fuerte
Ella mira con miedo y a penas se escucha su voz:
-Al baño...
Toda la gente alrededor supo por qué Angie necesitaba ir al baño; pues su mancha en el pantalón puso en evidencia su emergencia.
-Vas y vuelves y te quedas quieta- sentencia su pareja.
Angie hace dos pasos y un hombre en sentido contrario la choca, casi se cae. Pide perdón y la sostiene de los hombros. El sujeto enojado mira atento desde la silla. Angie voltea la cabeza y vuelve a mirar con miedo. Desaparece por un instante.
Alguien le dijo que en el banco no hay baño, que quizás afuera la dejen entrar al baño de algún bar. Cambia de sentido y comienza a caminar hacia afuera, pero al pasar de nuevo por el frente de las sillas (y de los nenes en el piso):
-ANGIE! VENI A SENTARTE!
Angie se acerca y con miedo y voz baja pregunta
-Qué pasa?
-SENTATE Y DEJA DE JODER
Lo quedó mirando un breve momento y sin protestar se volvió a su silla y apoyó sus manos en sus rodillas. Comenzó a mover los pies, expresión de nerviosismo (o ganas de ir al baño, ¿quizás?).
...
Angie ve a los niños jugar y ríe:
-DE QUÉ TE RÍES?- Protesta fulano de tal.
-Los chicos, están jugando- agrega y su sonrisa se opaca al ver el gesto asqueroso de su patrón.

En quince minutos todos nos dimos cuenta de la violencia que sufre esa mujer y que quizás nunca lo podrá identificar, porque siempre fue asi desde que nació y cree que nada va a cambiar.
Los que sí lo identificamos y sabemos que sí se puede cambiar tenemos la tarea de hacerle saber a esa gente víctima de violencia machista que no está sola. Angie no está sola. Basta de tratarnos mal.

Angie se levanta, no aguanta más las ganas de ir al baño:
-Me voy a orinar...
-ANDA Y VOLVÉ RÁPIDO, HACÉ EL FAVOR-, grita de nuevo, su patrón.
Vuelve para el otro lado y un grito la hace volver al lugar, sin haber cumplido su necesidad:
-VENÍ PARA AQUÍ; SENTATE, DESPUÉS VAS A IR, DEJA DE JODER-, y punto.

#NiUnaMenos

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