¡Qué alivio! Al fin termino de entender que lo que me gusta en realidad no es lo que son/eran, sino el ideal que armé en mi cabeza. El modelo hecho por mí, basado en mis gustos, en la idea que yo tengo de lo lindo, libre, serio, oscuro, de aquel que esconde misterios en sus ojos.
La mala costumbre de idealizarlo todo, romantizar con novelas de amor de antaño, cuál más pedorro, cliché, con finales del orto, siempre el desamor, con la tonta que llora de infelicidad, porque nunca le es suficiente.
¡Qué alivio, menos mal! A veces está bueno despertarse en esta horrible realidad.
No eran tan lindos. En realidad, es alta la cuota de berretismo, bizarro, muy horrible todo. Sacá, sacá. Dejame despierta, ya basta de soñar con espantos, todo porque te hacen llegar al orgasmo.
Fuá!! Cuántos amores más hubiese tenido si tan sólo les hubieran enseñado a coger bien a todos.
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