lunes, 21 de octubre de 2019

La conquista


The player can change, but the game is always the same
Allways wanna go but you never wanna stay

Era la satisfacción, ver la transformación de la piedra en esponja, jugar con la capacidad de absorción del otro y poder estrujarlo, escurrirlo después.
Era su virtud luchar por sus sueños hasta hacerlos realidad; sin importar si la voluntad ajena era parte del final. “El fin justifica los medios”, aunque aquello implique acariciar la locura.
Perseverar, insistir, seguir adelante hasta lograrlo. Porque era eso, cada conquista, un logro. Un numero más en la lista de dos columnas en una página amarillenta por los años.
Un cuerpo con hambre de sumar cuantitativamente víctimas que serán victimarios cuando ya no gusten más.
El juego de seducción, un clásico hobbie que no pierde vigencia, olvidarse del amor. El salvajismo de citar a Freud para justificar el deseo carnal de estar con uno y con otra hasta saciar la sed de más. Un hábito que descansa pero no cansa. Hay tantas personas en el mundo que probar.
Y en cada rito, marcar territorio para ser recordada, dejar una huella, y la puerta entreabierta para que siempre se pueda volver a entrar. Sólo ella, nadie más.
Siempre un juego, nunca en serio. Gritar en silencio, la ropa en el suelo, tirarse del pelo, los dedos bailando desde la nuca hasta el fin de la espalda. Reír juntos, llorar sola después.
Creó una comunidad de cuerpos que transpiran y gimen al ritmo del capricho de una loca que no sabe querer. O no quiere. No sabe quererse.
Su bienestar depende de las presas que pueda conquistar. Que la busquen, su mayor anhelo. Que la quieran, su peor miedo. Que la olviden, su pesadilla. Y todo se vuelve confuso si en ese camino del olvido, se enamoran de alguien más.
Danzando entre la histeria y la locura de no quererse ni saber qué hacer; y el terror de quedarse sola con sus pensamientos gritándole en voz alta.
Que no la siga nadie, ella quiere estar sola. Y si llora hoy, porque algo en su rutina no salió como lo planeado, no importa. Mañana es otro día para volver a intentar. Siempre hay alguien más a quien salir a conquistar.

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