The player can change, but the game is
always the same
Allways wanna go but you never wanna
stay
Era la satisfacción, ver la
transformación de la piedra en esponja, jugar con la capacidad de
absorción del otro y poder estrujarlo, escurrirlo después.
Era su virtud luchar por sus sueños
hasta hacerlos realidad; sin importar si la voluntad ajena era parte
del final. “El fin justifica los medios”, aunque aquello implique
acariciar la locura.
Perseverar, insistir, seguir adelante
hasta lograrlo. Porque era eso, cada conquista, un logro. Un numero
más en la lista de dos columnas en una página amarillenta por los
años.
Un cuerpo con hambre de sumar
cuantitativamente víctimas que serán victimarios cuando ya no
gusten más.
El juego de seducción, un clásico
hobbie que no pierde vigencia, olvidarse del amor. El salvajismo de
citar a Freud para justificar el deseo carnal de estar con uno y con
otra hasta saciar la sed de más. Un hábito que descansa pero no
cansa. Hay tantas personas en el mundo que probar.
Y en cada rito, marcar territorio para
ser recordada, dejar una huella, y la puerta entreabierta para que
siempre se pueda volver a entrar. Sólo ella, nadie más.
Siempre un juego, nunca en serio.
Gritar en silencio, la ropa en el suelo, tirarse del pelo, los dedos
bailando desde la nuca hasta el fin de la espalda. Reír juntos,
llorar sola después.
Creó una comunidad de cuerpos que
transpiran y gimen al ritmo del capricho de una loca que no sabe
querer. O no quiere. No sabe quererse.
Su bienestar depende de las presas que
pueda conquistar. Que la busquen, su mayor anhelo. Que la quieran, su
peor miedo. Que la olviden, su pesadilla. Y todo se vuelve confuso si
en ese camino del olvido, se enamoran de alguien más.
Danzando entre la histeria y la locura
de no quererse ni saber qué hacer; y el terror de quedarse sola con
sus pensamientos gritándole en voz alta.
Que no la siga nadie, ella quiere estar
sola. Y si llora hoy, porque algo en su rutina no salió como lo
planeado, no importa. Mañana es otro día para volver a intentar.
Siempre hay alguien más a quien salir a conquistar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario