Mirar al techo ya es aburrido. Ya nadie está disponible para hablar por el chat. Los textos que hay que leer se tradujeron mágica y repentinamente a un idioma inentendíble. Y el sueño? No, no está.
Las paredes siguen en el mismo lugar. El desorden de la mesa que ya te cansaste de mirar. El capítulo de la serie terminó. Y no hay señal del sueño.
Las agujas del reloj marcan las cuatro y media del día martes. El juego del celular se tornó aburrido, el cartel que dice "batería baja" y no aparece el cargador. Ahora sí, está llegando.
Acomodas la almohada, estiras las piernas, cierras los ojos y listo, ya llegó.
Pero en ese perfecto momento la cama empieza a temblar, saltas del susto: es el celular. Se acabó. Ese mensaje espantó al sueño que se estaba amoldando al mejor lado de tu vida. Angustia. Y ahora, cómo hacerlo volver?
Marisol.
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