domingo, 24 de marzo de 2013

Neverending storm

Esa bendita tormenta parecía no parar mas. Al principio sorprendía, pero con el pasar de los días, semanas, meses, años, perdió emoción y ya era una molestia.
Todos los días eran grises, fríos, tristes. Impedía a la gente seguir con sus vidas. No las dejaba salir de sus hogares y estos se convertían en prisiones. Todos estaban tristes. Ella estaba triste.
Cayendo en el pozo de la resignación, una mañana de Domingo como cualquier otra, miró por la ventana y el día no era gris, no estaba lloviendo. Se veía el cielo anaranjado, por primera vez en años!
Todos salían de sus casas entusiasmados, felices por lo que veían, sobre todo ella, que ya estaba tan cansada de ver que nunca paraba de llover.
Pero la felicidad duró sólo un par de horas. Cuando se estaba preparando para salir a disfrutar el día, esas nubes grises volvieron a aparecer de a poco y las gotas empezaron a caer sobre su cara otra vez. No quedaba otra que aprender a caminar bajo la lluvia, pero en el mejor de sus intentos la tormenta empeoró y tuvo que volver a su lugar.
Resignada, cansada y sobre todo triste, decidió no volver a mirar por la ventana para no ilusionarse nuevamente. Fue a su habitación, buscó un libro y se sentó a leer. Y la tormenta no paró, al contrario, empeoraba cada día un poco más.

M.

martes, 12 de marzo de 2013

Insomnio

Mirar al techo ya es aburrido. Ya nadie está disponible para hablar por el chat. Los textos que hay que leer se tradujeron mágica y repentinamente a un idioma inentendíble. Y el sueño? No, no está.
Las paredes siguen en el mismo lugar. El desorden de la mesa que ya te cansaste de mirar. El capítulo de la serie terminó. Y no hay señal del sueño.
Las agujas del reloj marcan las cuatro y media del día martes. El juego del celular se tornó aburrido, el cartel que dice "batería baja" y no aparece el cargador. Ahora sí, está llegando.
Acomodas la almohada, estiras las piernas, cierras los ojos y listo, ya llegó.
Pero en ese perfecto momento la cama empieza a temblar, saltas del susto: es el celular. Se acabó. Ese mensaje espantó al sueño que se estaba amoldando al mejor lado de tu vida. Angustia. Y ahora, cómo hacerlo volver?

Marisol.