jueves, 22 de septiembre de 2022

It's happenin again

Mediodía de febrero, 2013. Ella gritaba, él le respondía de la misma manera. Yo estaba en el medio, escuchando en un silencio tan cómodo como caminar descalzo por brasas.
Entre gritos, él se fue y yo me fui detrás. Nunca dejé de sentir esa incomodidad. Pero me fui.
Una niña corriendo detrás de la furia que hasta ese momento no había conocido, intentando calmar a otros, aún cuando por dentro todo era caos en mí. Buscando dar al otro lo que no tenía ni yo misma.
Fracasé, por supuesto. Pero el tiempo es sabio y me demostró que es cierto que todo vuelve en este círculo infinito, y sí tenemos la posibilidad de no repetir errores. Las segundas oportunidades existen.

Mediodía de un septiembre frío, nueve años después. Otra mujer gritaba, otro hombre respondía de la misma manera y yo estaba en el medio, escuchando en silencio otra vez. Pero está vez no estaba sola: tenía un espejo pequeño temblando de miedo, como yo en esa misma situación nueve años atrás.
Entre gritos, me fui con mi espejo y no dudé ni me detuve, a pesar de sentir una vez más esa incomodidad de caminar descalzo sobre brasas. No paré.
No paré porque en esta vuelta del círculo no elijo ser quien se vea en el espejo, sino al revés, busco ser yo el reflejo, y ya no hay tiempo ni espacio ni lugar para volver atrás, para tener miedo, para intentar calmar tormentas que no me pertenecen.

El tiempo sigue pasando y tengo toda una vida para aprender junto al espejo. Pero volver al pasado, jamás.