Llegó el día. Mierda, cómo se hizo esperar, no? Después de tanto tiempo, de tanto llorar, tanta vuelta, tantos problemas, tantas idas y vueltas, al fin llegó el momento de partir.
Me invaden un millón de emociones: ansiedad, miedo, alegría, euforia, pero sobre todo esperanza.
El destino hizo de las suyas, unas vez mas, se me cagó de risa en la cara desde que empecé el año. Le encanta verme muy feliz cerca del final, y disfruta más hacerme sufrir cuando todo parece ganado. Me hace entender, de una vez por todas, que no hay que cantar victoria antes de tiempo, pero termina dándome lo que merezco, sea para bien o para mal, y en esta ocasión me dio todo lo bueno que después de todo lo que pasé creo que lo tengo muy merecido. Humildad ante todo, pero hay que ser realistas: lo merezco.
Lo merezco porque hace años sueño con ese lugar tan maravilloso, por este viaje, en realidad. Sueño con todo lo que implica el viaje que estoy por hacer. Ir con un grupo hermoso de gente linda que sueña lo mismo que yo, locos que nos entendemos y pretendemos cumplir nuestro sueño cueste lo que cueste. Locos a los que el destino tambien estuvo poniendo a prueba este ultimo tiempo pero aqui estamos, a horas de partir, cargados no sólo de mochilas y mas mochilas, sino de ilusiones. Gracias, destino, por haber puesto a esas personitas en mi camino.
Voy en busca de eso que uno nunca deja de buscar: paz. Quiero volver a sentir esa paz que encuentro en el silencio entre las montañas, en el cantar de los pajaros, en el sonido del agua corriendo por el río. Frase que no me canso nunca de decir porque para mí la paz está ahí, en la armonía de esas tres cosas. Despues de todo un año cargado de cosas buenas y no tan buenas uno necesita ese descanso, ese receso espiritual que estamos por tomarnos, para volver cargados de muchas buenas vibras y sobre todo de energía positiva para tener el valor y la fuerza para afrontar otro largo año.
Ojala pudieran entender la alegría que siente mi alma al saber que va a ser libre una vez mas, aunque sea por unos días.
Gracias a toda la gente que me ayudó a llegar a estas instancias. A la gente buena que no hace mas que deseas buenas cosas, y a la gente no tan buena tambien, porque son mi motivación para lo que no voy a ser (ni hacer) nunca.
En fin, gracias al destino por dejarme vivir todo esto, por fin, a pesar de todo. Estoy a punto de cumplir mi sueño. No pido más. Dejenme ir y ser feliz.
Los veo a la vuelta!
NOA - BOLIVIA - PERÚ
Lourdes Marisol