Hace unos días hablaba con mi compañero, Matt, sobre la serie The Last of Us, la que tiene muchos hablando de eso en todo el mundo. Nuestras charlas se dan desde el lugar de dos personas que jugaron el videojuego en el que se basó la serie. Yo, como jugadora amateur que en 2016 pedía ayuda en las escenas de noche porque me daban miedo los enfrentamientos con los clickers; y Matt como jugador experto, que conoció esa historia desde que salió para PS3 en 2003.
En lo personal, la historia del primer juego me hizo pedazos. Y el segundo me rompió el corazón. Había dicho que no iba a ver la serie estando puerpera con las hormonas a flor de piel, pero cómo me voy a perder de disfrutar semejante pieza audiovisual bien hecha. Más en estos días en donde todo es breve, vertical y acefalo de sentido.
Ya superamos el debate ético de si Joel hizo lo correcto salvando a Ellie, y con esta frase ya doy cuenta de la postura que adoptamos: "Joel la salvó", defendemos en lugar de decir "El errante masacró a las Luciérnagas en ese hospital". Somos team Joel, y ahora con Pedro Pascal, aun más.
También creía que habíamos superado el debate de la segunda historia, entendiendo que El Chapulin Colorado tenía razón cuando decía que "la venganza nunca es buena, mata el alma y envenena". Lo aceptamos aún mordiéndonos los labios y apretando los puños de bronca, aguantando las ganas de matar a Abbi. Porque haber jugado con ella nos hizo entender que no existen malos y buenos en el mundo, sino que nos los creamos según nuestra perspectiva. La segunda tanda nos mostró en primera persona la empatía.
Esa noche no podía dormir y pensaba puntualmente en lo terrible que debe ser estar atorado para siempre en un cuerpo dominado por un hongo, y no morir ni envejecer. Y me atreví a imaginar que eso sería posible, que mutara el cordycep y afectara a los humanos. Que otra vez, como en la pandemia de coronavirus, se vaya todo al carajo, pero esta vez en serio. ¿Qué haríamos? ¿Cómo seguiríamos?
Aquí hago un párate porque no recuerdo bien cómo llegamos al punto en que Matias me dijo que el nombre de la serie, The Last Of Us, no se refería ni a Joel ni a Ellie, sino al último de los seres humanos, y no pude pegar un ojo. ¿De qué me estas hablando?
¿Es el único que piensa eso? ¿Toda la comunidad fiel al juego lo piensa tambien? ¿Soy la única que no lo vio venir? Y sigue argumentando su postura, defendiendo a muerte a la maravilla narrativa de la creación de Neil Druckmann, en donde no dejó ni un cabo sin atar. Según él, la historia muestra cómo la raza humana se encamina a su extinción, y la primera escena de la serie lo prueba, con la palabra del médico en la televisión, sosteniendo que cuando el hongo gana "we lose" (perdemos), y el estúpido del presentador deja de reirse y el talkshow se convierte en una serie de terror.
Entonces, es el fin, no hay esperanza alguna. No importa que Dina tenga un hijo, ni que Jackson siga creciendo. No existe cura ni vacuna para la infección, y no se puede vivir sobreviviendo. Cabe entonces la posibilidad de una tercera entrega del juego, desde esta forma de ver la historia? Y, creería que no. Desde esta perspectiva tan pesimista, y sin Joel, ya no quiero ver cómo nos terminaríamos de extinguir. Y ahi salta a la luz la verdadera maravilla de esta historia: que aún así, sabiendo que todo se fue a la mierda, que no hay vuelta atrás en nada, y que no existen los malos y los buenos, aún así es tan realista el papel de Joel que nos interpela a todos haciendo hasta posible lo imposible, matando a vivos e infectados como si nada, por salvar a esa persona que amamos, que aun cuando la raza se esta exitinguiendo y la vida no vuelva a ser la de antes nunca (y qué bueno), esa persona es nuestro mundo, y nos aferramos a eso para sobrevivir el tiempo que se pueda, somos cuidadores de aquello que amamos, aun cuando todo está perdido.
"¿Cómo te crees que les pasó a los dinosaurios? No se murieron de un día para el otro", dijo al final, y la imagen de un Dino Joel tratando de salvar a su Dino Ellie del meteorito me hizo llorar en silencio. Pero no importó, porque estaba oscuro y no se veía nada, y porque estoy puerpera, puedo llorar por lo que quiera y nadie puede decirme nada.